Desarrollo Moral en una Sociedad Mercantil: Un Análisis Basado en la Teoría de Kohlberg - Priscila Orúe
Desarrollo Moral en una Sociedad Mercantil: Un Análisis Basado en la Teoría de Kohlberg
La teoría del desarrollo moral de Lawrence Kohlberg ofrece una perspectiva
profunda sobre cómo los individuos desarrollan sus principios éticos a través
de diferentes etapas. Este proceso es particularmente relevante en el contexto
de una sociedad mercantil, donde las decisiones y acciones a menudo están
influenciadas por consideraciones económicas y comerciales. El desarrollo
moral, según Kohlberg, no es un proceso lineal y homogéneo, sino que puede
implicar avances, retrocesos y conflictos internos a medida que las personas se
enfrentan a diversas situaciones y presiones. En este marco, las personas
pueden atravesar tres fases principales: preconvencional, convencional y
posconvencional.
En la fase preconvencional, que suele predominar durante la niñez, el
razonamiento moral se basa principalmente en evitar el castigo y obtener
recompensas. Esta etapa se caracteriza por una visión egocéntrica del mundo,
donde las decisiones morales se toman en función de las consecuencias
inmediatas para el individuo. En una sociedad mercantil, esto se refleja en que
los individuos juzguen la moralidad de sus acciones únicamente por sus
consecuencias inmediatas, como ganar o perder dinero.
Por ejemplo, un niño podría considerar moralmente aceptable engañar a
alguien en una transacción comercial si con ello obtiene un beneficio personal,
sin tener en cuenta el perjuicio causado a la otra parte. Este comportamiento
se basa en un entendimiento rudimentario de la moralidad, donde el principal
objetivo es evitar el castigo y maximizar las recompensas. En el ámbito
mercantil, esto se puede traducir en acciones como hacer trampas en juegos o
pequeñas transacciones para obtener dinero o bienes sin considerar las
implicaciones éticas.
A medida que se avanza a la fase convencional, que suele ser predominante
en la adolescencia y adultez, los individuos comienzan a internalizar las
normas y expectativas sociales. En esta etapa, el razonamiento moral se basa en
el cumplimiento de las normas y reglas establecidas por la sociedad. En una
sociedad mercantil, esto puede implicar que las personas juzguen la moralidad
de sus actos en función de si cumplen o no con las reglas y convenciones
establecidas en el mundo de los negocios.
El objetivo en esta fase se centra en mantener un buen estatus y ser
aceptado por el grupo social. Un adolescente o adulto en esta etapa podría
considerar inmoral robar dinero, pero aceptar prácticas como la evasión fiscal
o la manipulación de información financiera si esto le permite obtener mayores
ganancias y cumplir con las expectativas de su entorno. Aquí, la moralidad está
vinculada a la conformidad con las normas y expectativas de la sociedad o el
grupo al que pertenece el individuo.
Finalmente, la fase posconvencional, que solo alcanza una minoría de
personas, implica un razonamiento moral basado en principios éticos autónomos.
En esta etapa, los individuos desarrollan un sentido de moralidad que
trasciende las normas y reglas sociales, basándose en principios universales de
justicia, equidad y respeto a la dignidad humana. En una sociedad mercantil,
esto supondría que los individuos juzgaran la moralidad de sus actos de acuerdo
a estos principios universales, por encima de las normas sociales establecidas.
Una persona en esta etapa podría cuestionar prácticas empresariales que, si
bien son legales, considerara moralmente cuestionables, como la explotación
laboral, la contaminación ambiental o la evasión fiscal a gran escala, aun
cuando esto vaya en contra de intereses económicos personales o de su grupo
social. Esta fase representa un nivel avanzado de desarrollo moral, donde el
individuo actúa en base a una ética autónoma y universal.
Es importante señalar que, en una sociedad mercantil, el desarrollo moral
de los individuos puede verse fuertemente influenciado por diversos factores.
La educación recibida, el entorno familiar y laboral, las presiones y
tentaciones del mundo de los negocios, así como las oportunidades de reflexión
y cuestionamiento crítico sobre los valores éticos predominantes, juegan un
papel crucial en este proceso.
En un contexto empresarial altamente competitivo y con poca regulación,
puede ser más probable que predomine una mentalidad preconvencional o
convencional, donde los individuos prioricen su interés personal y el
cumplimiento de las normas del mercado por sobre principios éticos más amplios.
Las presiones para obtener resultados financieros y mantener la competitividad
pueden llevar a comportamientos que ignoran consideraciones éticas más
profundas.
En contraste, en empresas que fomentan la responsabilidad social y
ambiental, o en entornos educativos que promueven el pensamiento crítico y la
ética, es más probable que algunos individuos logren alcanzar un razonamiento
moral posconvencional. Estas organizaciones y entornos educativos crean una
cultura que valora la reflexión ética y el compromiso con principios
universales, proporcionando a los individuos las herramientas necesarias para
desarrollar una moralidad autónoma.
Por ejemplo, las políticas de responsabilidad social corporativa (RSC) y
las prácticas sostenibles pueden ser plataformas para que los empleados y
ejecutivos reflexionen sobre el impacto de sus decisiones en la sociedad y el
medio ambiente. Programas de formación en ética y sostenibilidad pueden ayudar
a los individuos a internalizar principios que van más allá del beneficio
económico inmediato, fomentando un desarrollo moral más avanzado.
Las crisis o dilemas éticos a los que se enfrentan las personas en el
ámbito mercantil pueden representar oportunidades para que cuestionen sus
principios y avancen hacia etapas superiores de desarrollo moral. Por ejemplo,
un ejecutivo que se vea presionado a tomar decisiones que sacrifican el
bienestar de los trabajadores o el medio ambiente en favor de mayores
ganancias, podría verse obligado a reflexionar sobre sus valores éticos y a
posicionarse de manera más autónoma.
Estos dilemas éticos pueden actuar como catalizadores para el desarrollo
moral, obligando a los individuos a confrontar las implicaciones de sus
acciones y a reconsiderar sus principios. Enfrentarse a tales situaciones puede
llevar a una mayor conciencia y a un compromiso más profundo con principios
éticos universales, impulsando a los individuos hacia una moralidad
posconvencional.
En este sentido, la teoría de Kohlberg sugiere que el desarrollo de los
principios éticos de los individuos en una sociedad mercantil no es un proceso
lineal y homogéneo. Las personas pueden experimentar avances y retrocesos en su
desarrollo moral a medida que enfrentan diferentes situaciones y presiones. La
complejidad del entorno mercantil, con sus múltiples desafíos y oportunidades,
puede influir en la trayectoria del desarrollo moral de los individuos.
El logro de una moralidad posconvencional, basada en principios
universales, representa un desafío importante en un entorno fuertemente
orientado hacia el beneficio económico individual y grupal. Sin embargo, es
posible que, mediante la reflexión crítica y el compromiso con la ética, los
individuos puedan superar estas presiones y desarrollar una moralidad que
trascienda las normas y expectativas inmediatas de la sociedad mercantil.
La teoría del desarrollo moral de Lawrence Kohlberg proporciona un marco
valioso para entender cómo los individuos desarrollan sus principios éticos en
una sociedad mercantil. Desde la fase preconvencional, centrada en las
consecuencias inmediatas, pasando por la fase convencional, donde se
internalizan las normas sociales, hasta la fase posconvencional, basada en
principios éticos autónomos, el desarrollo moral es un proceso complejo y
dinámico.
Este proceso está influenciado por factores como la educación, el entorno
laboral y familiar, y las presiones del mundo de los negocios. A pesar de las
dificultades y desafíos, es posible que los individuos alcancen un desarrollo
moral avanzado mediante la reflexión crítica y el compromiso con principios
universales. En última instancia, la teoría de Kohlberg nos recuerda la
importancia de fomentar entornos que promuevan la responsabilidad social y la
ética, facilitando el desarrollo moral de los individuos en una sociedad
mercantil.
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